27 dic 2007

Emigración a América


Desde los momentos iniciales del descubrimiento de América, los vascos estuvieron presentes en todas las fases de exploración, conquista y poblamiento de aquellos territorios. Aunque al principio, los alaveses fueron menos abundantes en esa conquista, a partir del siglo XVIII su presencia aumentó notablemente en el Nuevo Mundo. Ayala, por su costumbre de dejar el caserío a uno sólo de los descendientes, propició la emigración de sus gentes. Algunos emigrados de Menoyo de los que tenemos constancia son:

Juan José Acha e Iturricha: Fue llamado por su tío Tomás Domingo de Acha y Urruchi desde la ciudad de México donde era comerciante. Contaba sólo con 12 años de edad cuando se le concedió licencia para embarcarse con destino al puerto de Veracruz en la fragata “Dolores” el 22 de diciembre de 1785.

Domingo Millán Acha y Urruchi: Nacido el 12 de noviembre de 1741, se estableció en Lima (Perú). Fue miembro benemérito de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y obtuvo Real Provisión de Hidalguía en la Chancillería de Valladolid en 1788.

Tomás Domingo de Acha y Urruchi: Nació en Menoyo el 21 de diciembre de 1739. Emigró a la ciudad de México donde se dedicó al comercio y llegó a ser regidor de esta capital. Obtuvo Real Provisión de Hidalguía en la Chancillería de Valladolid junto a su hermano y fue admitido como Hijosdalgo en Santa Gadea el mismo año de 1788. Su expediente de caballero de la orden de Carlos III fue aprobado en 1792. Miembro benemérito de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, fue también rector del prestigiosos colegio de San Ignacio durante el curso 1802-1803.

En el siglo XIX, la emigración hacia América se hizo masiva. El prototipo de emigrante alavés era el del joven soltero, casi siempre procedente del entorno rural, con parientes o amigos avecindados en el lugar de destino. Su destino fue fundamentalmente Argentina, seguido de Cuba, México y Brasil. Según datos recogidos entre 1830 y 1900 habrían emigrado desde Menoyo a la zona del río de la Plata (Argentina y Uruguay) 23 personas.

Algunos de los indianos volvieron, aunque la inmensa mayoría permanecieron en las nuevas tierras, pero todos siguieron recordando su tierra natal, a la que dedicaron una parte de su fortuna, como signo de orgullo y deseo de perpetuar su memoria entre sus vecinos. En Menoyo tenemos el caso de Juan de Viña, natural de este pueblo y residente en Tampico (México), que mandó hacer varias obras en el pueblo a su cuenta en 1871: construyó la pared del cementerio a la vez que hacía el panteón para su familia, pagó el camino hasta la Ermita de Etxaurren y también hizo algunos arreglos en su interior.

De esta familia también está documentado el viaje a América de Domingo Viña e Isasi, de 18 años, y Antonio Viña e Isasi, de 14 años, que viajaron a Tampico para reunirse con su tío Domingo Isasi en 1858.

Anselmo Landajuela Manzanos, de 13 años, viajó a Argentina para dedicarse al comercio en 1881.

José María Mendia Unanue se fue a América en 1900 y se instaló en Tampico donde murió el 18 de enero de 1929, cuando se disponía a regresar a casa.

La emigración continuó hasta fechas relativamente recientes y, así Nicasio Mendia Orueta regresó al pueblo hace pocos años desde Venezuela después de permanecer 41 años en América. En 1957 embarcó en el “Reina del Pacífico” en Santander, con escalas en Galicia y Las Azores y llegada a Cuba, desde donde se trasladó en avión al continente americano.

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