8 feb 2014

900 años de historia

Cuando estudiamos la historia siempre se nos muestran grandes acontecimientos, personajes famosos o ciudades importantes. Parece que los pequeños lugares no han existido hasta tiempos recientes. Sin embargo, las pruebas documentales demuestran que también algunos pequeños pueblos llevan cientos de años de existencia. En el caso de Ayala, los primeros datos son del siglo IX cuando ya se nombra a los pueblos de Añes, Lejarzo, Lujo, Erbi, Sojo, Obaldia (actualmente Madaria) y Salmanton en las donaciones de Diego de Porcellos a San Félix, San Miguel y Santa María de Oca.

La primera prueba documental de la existencia de Menoyo es del año 1114. Cumplimos 900 años “demostrables”, aunque el origen del pueblo sea seguramente bastante anterior. En este documento también se nombra los pueblos ayaleses de Madaria (en su barrio de Obaldia), Salmanton, Aguiñiga, Menagaray y Llanteno.

Reproduzco a continuación la transcripción que hay disponible en la bibliografía existente del documento indicado, ya que no he tenido ocasión de verlo ni he podido encontrar otra versión más completa:

"Yo, el Señor Diego López de Lejarzo (...) ofrezco a Dios y a San Millán (...) y a todos los ancianos que viven contigo bajo la regla de San Benito, un monasterio bajo la advocación de Santa Cecilia y San Clemente de Obaldia, situado en territorio de Ayala, con todas sus heredades, tierras, árboles frutales, fuentes, ríos, molinos, montes, prados (...) y el pasto común de Salmantón y Aguíñiga, con los diezmos, primicias y oblaciones y con todas las demás cosas que le pertenecen, y dichos lugares sean sujetos al monasterio de Obaldia y sean libres de todo dominio de Señor alguno (...) de este modo; durante mi vida lo disfrute y posea yo, y después de mi muerte lo posea San Millán (...); y mi madre esté allí durante su vida en este siglo. Si alguno de mis parientes, es a saber, padre, hijo, nieto o allegado o algún extraño, esta donación quisiera destruir o retener en alguna de sus partes, sea maldito de Dios (...).
"Y yo, Diego López, esta escritura mandé hacer, hice mi signo y la entregué a los testigos para que la confirmasen. Señor Sancho Ennecoz de Menagaray, testigo y fiador. Señor Bela Alvarez de Menoyo, testigo y fiador. Alvaro Muñoz de Munica Arriaga, testigo y fiador. Vela Muñoz de Uliarte, testigo y fiador. Nuño Alvarez de Aguinaga, testigo y fiador. Diego Alvarez de Aguinaga, fiador. Fortún Alvarez, su hermano, fiador. Vela Bermúdez de Salmantón, fiador. Sancho García de Obaldia, fiador. Lope García de Aguinaga, fiador. Munio López de Llanteno, fiador. Sancho Alvarez de Salmantón, fiador. Tello Muñoz de Salmantón, fiador. Todos estos fiadores están aquí de manifiesto de que hice esta donación en Obaldia con toda su heredad a San Millán y porque es el autor de ella el Señor Diego López".
 
Fuente: La Tierra y Provincia de Ayala / Vicente Francisco Luengas Otaola

Entrada sobre este mismo tema con una nueva transcripción en mi blog Historias de Ayala

8 nov 2011

Capellanía de Esteban de Echaurren en la Ermita de Nuestra Señora de Etxaurren


Esteban de Echaurren es, hasta la fecha, el emigrante más antiguo de Menoio a América del que hay datos. El 16 de mayo de 1705 se le da licencia para pasar a Perú como criado de Gabriel Menéndez Bustos, sargento mayor y corregidor de las villas de Ica, Pisco y Nasca. En dicha fecha, nuestro hombre tiene 26 años y está soltero. En el expediente de información hecho para poder pasar a América se dice de él que es de buena estatura, blanco, pelo y barba negros y alguna señal de viruela.
No tenemos muchos más datos de él hasta su muerte, que se produce en 1733. En ese momento, sus albaceas testamentarios inician los trámites para la fundación de una capellanía en homenaje a su persona en la ermita de Nuestra Señora de Etxaurren en su pueblo natal, siguiendo las instrucciones por él dejadas:
Ytem nos comunicó el dicho D. Esteban de Echaurren que (después de cumplido el todo de su testamento y lo que nos comunicó sin obligación de revelarlo a persona alguna, ni tampoco a persona alguna dar cuenta según fue su voluntad) se saquen de sus caudales, en caso de que lo hubiese, 4.000 pesos escudos de a 8 reales de plata y con ellos se fundase una capellanía de misas en la ermita de Nuestra Señora de Echaurren, que se venera en el barrio de Echaurren, del lugar de Menoyo, parroquia de San Juan de Quejana, en el M. N. y M. L. Valle de Ayala, provincia de Álava, obispado de Calahorra y La Calzada, de tantas cuantas cupiesen y fuesen necesarias para todos los domingos, días de fiesta y de trabajo que sean de Nuestra Señora, todos los años perpetuamente con poder y facultad para nombrar capellanes, siendo preferidos los parientes en primer lugar y nombrando por patrono a D. Domingo de Echaurren, su hermano y a sus hijos y sucesores, para lo cual nos dio poder y facultad cumplida. Y nosotros, en virtud de la dicha su voluntad y comunicación, que nos hizo para en caso de que haya residuo, cumpliremos su voluntad y haremos dicha fundación, según y con las prevenciones que nos hizo secretamente.
Además también hace una donación de 100 pesos a la ermita:
Así mismo, nos comunicó que por la particular devoción que tenía al Santuario de Nuestra Señora de Echaurren, en que por su memoria firmada había dispuesto se le diesen por una vez cien pesos escudos de a 8 reales de plata, acordándose de la dicha imagen muy pequeña, nos dijo dispusiesemos de la dicha cantidad aunque fuese con algún aumento de limosna por una vez lo que nos pareciere más conveniente para adorno de dicha capilla.
Sin embargo la fundación de la capellanía sufre cierto retraso por la oposición de las religiosas del convento de Quejana a que esta capellanía quede en jurisdicción del obispado de Calahorra y La Calzada en lugar de bajo jurisdicción de la orden de los dominicos. En 1738, el obispado autoriza la fundación de la capellanía que tiene entre sus condiciones principales las siguientes:
La capellanía se ha de servir en la Ermita de Etxaurren y, en caso de que por cualquier motivo no se pueda decir misa en ella, se dirán las misas en la parroquia de Maroño.
Los capellanes han de ser clérigos de la familia del fundador. En caso de que no hubiera ninguno en alguna época, los patronos nombrarán a quien consideren más adecuado.
No se pueden vender, permutar ni grabar los bienes destinados al mantenimiento de esta capellanía.
El patrono debe pertenecer también a la familia. Y en caso de que no quedase nadie de ella, será patrono el obispo de cada momento.
Como bienes para el mantenimiento de la capellanía se dejan 97.774 reales, que consisten en 6.160 ducados impuestos en la Universidad y Casa de la Contratación de la villa de Bilbao sobre los derechos y averías y 30.000 reales empleados en la compra de unas casas, molino y heredades del lugar de Quejana, barrio de Ibagüen.
En 1906, esta capellanía se da por extinguida completamente según el artículo 3º del convenio de ley de 24/06/1867.

Fuentes: Archivo de Indias
Archivo diocesano del obispado de Vitoria